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Acampando entre sangre Sierra de lobos

Acampando entre sangre. Sierra de lobos por: Ángel Silva

Como cada año justo antes de temporadas decembrinas, mi familia y yo visitamos el hermoso paisaje de Sierra de Lobos, acampamos siempre en puntos altos y cerca de la zona protegida, debido a que nos gusta la vista y sentir el aire fresco en la montaña, y es que el aire de montaña es el más fresco que puedas respirar es “una bocanada de paisaje” como dice mi padre.

Esta vez mis padres no irían con mi hermana y conmigo, así que, optamos por invitar a nuestro primo Toño y su novio Joel, a mí no me fascinaba la idea, pues había visto la película secreto en la montaña, pero que va, hay cosas que solo pasan en las películas, o al menos eso pensaba hasta antes de ese viaje.

Partimos como siempre un viernes por la madrugada por ahí de las 6,7 am, claro, todo esto sin antes pasar por carne para asar en nuestro fin de camperos, algunas cervezas y algo que nunca nos puede faltar, encomendarnos a nuestra morenita en el majestuoso templo de San Felipe Torres mochas.

Arribamos muy pronto al cerro, pues San Felipe esta junto con pegado a la sierra de lobos, mi primo será gay pero es muy salvaje el condenado, a el le encanta la naturaleza y a mi hermana también, así que ambos insistieron a más no poder en adentrarnos en la “zona protegida”, como maldigo ese momento.

La zona protegida es más bella aunque hay mayores peligros algo que no pensé en ese momento, nos adentramos hasta donde nuestra troca dió, pero todos queríamos seguir explorando, por lo que acordamos caminar un tramo más, yo tuve una sensación extraña como si fuera observado, como si alguien nos estuviese CAZANDO sentía miradas fijas viniendo de entre los matorrales. 

Fue media hora de caminata bajando la sierra, hasta que llegamos a un punto donde había un pequeño estanque y arboles formando un circulo, ¡el lugar perfecto!, lo único malo fue que tuvimos que recoger lo que parecía mierda de perro. 

Empezamos a instalarnos, bebimos un poco y prendimos la fogata pues el frio era intenso pero soportable para campistas como nosotros. 

A medida que el día avanzaba la noche caía, comimos como reyes,  a Joel se le cayeron 3 jugosos filetes crudos justo en el suelo, el muy imbécil los dejó ahí, “quesque” por que ya estaban “chupados por el diablo”.

A pesar del buen rato que estábamos pasando en familia, yo seguía sintiendo miradas y no solo era una, sentía como si estuviese siendo observado por una multitud, estaba comenzado a ponerme nervioso, la noche en el bosque es bonita, pero sin la luz correcta te puedes llevar buenos sustos.

Todos acordamos ir a nuestras casa de campaña pues ya era tarde, justo después  comenzaron los ruidos extraños del bosque, era algo raro había hecho esto mil veces pero precisamente esa noche, todo era diferente, los sonidos del bosque eran más fuertes, y yo no dejaba de sentir las miradas.

Por la noche, empecé a escuchar ruidos extraños en la casa de campaña de Toño, no hice caso pensé que estaban en sus cochinadas, intenté volver a dormir y algo sonó como maraca justo a mi lado -tsssss-tssss-, sí, yo sabía que no era una maraca, el sonido de la muerte no se puede confundir, el sonido de la cascabel puede ser el último tono musical que escuches en tu vida.

La puta serpiente comenzó a subir justo por las piernas de Cindy, no quería despertarla, pues eso asustaría a la cascabel, todo iba bien la cascabel estaba a punto de irse, pero ese Joel ese imbécil de Joel cagaría todo con sus gritos de muerte.

aaaaaaaayuuuuudaaaaaa!!!!!!, se escuchó en la casa de campaña de Toño y Joel, era tanto el ruido que incluso hizo eco en la sierra misma, justo en ese momento la cascabel mordió a Cindy y se quedó pegada a su cuello, Cindy despertó de su sueño para aparecer en lo que sería una pesadilla.

aaayyyyyyyyy gritó Cindy mientras la serpiente colgaba de su cuello, yo no sabía que hacer solo se me ocurrió sacar la serpiente de un tirón y lanzarla al mismo tiempo, así que eso hice lancé la serpiente para fuera de la cabaña mientras la pobre de Cindy se retorcía por el dolor de la mordida.

El grito del afeminado de Joel había sido por que se espantó al ver muchos mosquitos y una “campamocha” en su tienda, ¡vaya imbécil!.

Todos salimos de  nuestras casas de campaña yo ayudando a Cindy, pues apenas podía ponerse en pie, -¡la mordió una cascabel!, le grite a mi primo y a su novio, la vendé fuerte y aplique algo de primeros auxilios. 

Era de madrugada y nuestra camioneta estaba a media hora de caminata, todo estaba perdido, ¡vayamos corriendo dejen las cosas aquí¡ les grité a los muchachos, que lucían temerosos por la abrumadora noche.

Encendimos una rama tomamos la linterna y procedimos a cargar a Cindy entre Toño y yo, justo en ese momento escuche un aullido, luego otro y otro y otro más, fueron más de 5 al mismo tiempo, justo ahí sentí de nuevo esas miradas, y ya no solo las sentía, ahora si podía ver ojos rojos saliendo de entre las hierbas pero no quise alarmar a los demás ya estaban bastante asustados. 

Joel gritó del miedo y comenzó a correr cuesta arriba para llegar a nuestra troca, el pobre corrió cual Usain Bolt, pero debido a que era cuesta arriba resbaló y chocó su cabeza contra una roca, dejándolo inconsciente, toño me dejó con Cindy colgando del brazo y corrió para auxiliar a su amado Joel. 

Empecé a escuchar patas corriendo hacia nosotros, como cuando un perro se te “deja ir”, volteé con la rama encendida y ¡oh sorpresa!, toda una jauría de COYOTES estaban peleándose por los trozos de Filete que había tirado Joel.

Aquellos coyotes estaban en los huesos, solo alcance a distinguir a 4 “COYOTES” estos eran diferentes más grandes y de color marrón casi naranja, no presté atención yo solo me preocupaba por el tiempo, pues una mordida de Cascabel es mortal si no se trata a tiempo.

Toño no dejaba de llorar y preocuparse por Joel, su llanto atrajo la feroz mirada de un Coyote, pobre Joel, el coyote corrió hacia el cuerpo de Joel y toño trato de defenderlo, pero estos Coyotes estaban diferentes, se veía que no comían en días o incluso semanas, se veían salvajes, sedientos de sangre, el Coyote respondió con mordidas dejando a toño herido del brazo.

Mi hermana estaba muy débil pero ya podía ponerse en pie, comencé a lanzar piedras al Coyote y Toño logro escapar corriendo hacia mí, jamás olvidare esa escena, cuando toño corrió dejo a Joel semiconsciente en el piso, por lo que el coyote comenzó a morder su rostro, luego llegó otro y le mordió justo en la nuca, podía escucharse el ruido de la carne, los huesos y el gruñido del infierno, comenzaron a comerlo mientras el gritaba gritos que jamás en mi vida había escuchado.

Toño quedó en Shock, yo corrí con mi hermana colgando de mi brazo y lo tome a el mientras mi querido primo seguía observando como aquello que más amaba, estaba siendo devorado por algo a lo que el protegía (la naturaleza), yo sentí una mirada desde lo alto de una colina a no más de 50 metros, observé y vi unos ojos salvajes, un cuerpo de COYOTE enorme que era alumbrado por la luna era más aterrador que bello, era el ALFA. 

Sabía que el cuerpo de Joel no mantendría ocupados a los coyotes por mucho, cargamos a mi hermana de nuevo y seguimos cuesta arriba, mientras avanzábamos escuchamos el último grito de Joel, yo sabía que un animal hambriento no solo mata una presa, mata todas las que puede para no sufrir hambre de nuevo.

Avanzamos casi trotando durante 10 minutos, estábamos a la mitad de camino, pero yo seguía sintiendo las miradas ahora sabía que los coyotes nos estaban cazando de nuevo. 

Toño seguía tirando sangre algo que nos hacía blancos fáciles, seguimos y seguimos pero la camioneta no se veía, la noche era obscura y no podía observar nada a más de 5 metros, pues la linterna se estaba quedando sin baterías.

Mi hermana estaba más pálida, toño no dejaba de llorar y quejarse, y por si no era suficiente volvimos a escuchar esas patas corriendo hacía nosotros.

Paramos y dejamos a mi hermana tirada en la tierra para poder defendernos, los coyotes comenzaron a jugar con nosotros, corrían a nuestro alrededor gruñían y aullaban, y toño no dejaba de sangrar, trate de reanimar a mi hermana pero no despertaba, mis lágrimas comenzaron a derramarse y cuando vi que ella ya no tenía pulso una rabia intensa corrió en mi interior una rabia que me hizo gritar a toda la sierra toda mis frustración.

No sabía qué hacer, si la dejaba ahí la devoraban, pero si la dejaba, podía salvar al menos mi vida y la vida de mi primo, entonces fue cuando grité con un nudo en la garganta ¡¡¡Correeeeee!!!, mi hermana quedó tirada, y mientras yo corría con lágrimas en los ojos y recuerdos en la mente de nuestra niñez, su cuerpo era devorado, solo voltee una vez y ahí estaba de nuevo esa bestia negra de ojos rojos. 

Seguimos corriendo, y los coyotes venían tras nosotros, un humano no es más rápido que un coyote y menos aún que un coyote hambriento, así que le dije a Toño “aquí termina todo”, estábamos en lo alto de una montaña de la sierra sentía el vértigo, la adrenalina, el miedo, la perdida y sobre todo sentía que estaba siendo cazado. 

Fuimos alcanzados por la bestia grande el ALFA, sus colmillos eran blancos cual nieve pero la sangre que goteaba de los mismos hacía que lucieran como afilados cuchillos, la luna alumbraba su alargado rostro y el viento rozaba su gran pelaje, tenía sangre de Joel, sangre de Cindy y estaba a nada de probar la de nosotros dos.

Saqué mi navaja, sequé mis lagrimas respire hondo ese aire de montaña que me hizo recordar mis anteriores viajes, ese aire que sentí al llegar con mi familia a la sierra, recordé la primera vez que sentí la naturaleza en todo su esplendor, y, entonces la adrenalina se puso de mi lado, la diosa naturaleza me abrazó, y el viento me dio un respiro, yo cubría mi cuello con mi chamarra para evitar ser mordido, mi mente y mi cuerpo se preparaban para la muerte, digo, a fin de cuentas quien tiene la fortuna de morir siendo un hombre, de morir siendo el héroe, de morir siendo el ALFA, de morir en la sierra de lobos.

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Redacción: DOBLE CARA NOTICIAS

2 respuestas a «Acampando entre sangre Sierra de lobos»

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